Culiacán, Sinaloa, 23 de Enero 2025. Cientos de sinaloenses marcharon este día por la paz y en demanda de justicia para los niños Gael, Alexander y su padre asesinados a balazos el pasado domingo.
Acudieron al palacio de gobierno y se metieron por la fuerza destrozando una puerta de cristal para luego causar destrozos en el tercer piso, exigiendo ser atendidos por el gobernador Rubén Rocha Moya, quien no se presentó.
La manifestación inició pasadas las 8 de la mañana, frente a la escuela primaria Sócrates, a donde fueron convocados por el director Victor Manuel Aispuro.
Ante una convocatoria amplia, ahí se dieron cita muchos otros contingentes de diversas escuelas públicas y colegios particulares, gente de las sindicaturas de Culiacán y de otros municipios «porque estamos hartos de la inseguridad y la violencia», dijeron algunos entrevistados.
Tomaron la Obregón e hicieron escala en el Ayuntamiento de Culiacán. Sobre la Obregón, exigieron justicia, gritaron !Fuera Rocha!, y demandaron la renuncia del alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil.
Se metieron al patio central del Ayuntamiento y colocaron fotografía grande de los niños Gael y Alexander junto a su padre Antonio de Jesús, los tres murieron luego de haber sido balaceados por desconocidos el pasado domingo en la colonia Los Ángeles.
Salieron y hubo globos blancos surcando el cielo azul.
Retomaron la Obregón al sur y se enfilaron a Palacio de Gobierno a dónde llegaron.
Los organizadores dijeron que eran esperados por el gobernador, sin embargo, las puerta de Palacio estaban cerradas y custodiadas por guardias de seguridad.
Algunos manifestantes lo consideraron un rechazo, se desesperaron y de pronto un puño cerrado golpeó la puerta de cristal que estalló en mil pedazos.
Los marchistas ingresaron y subieron hasta el tercer piso, dónde despacha el Gobernador, quien no se encontraba.
Convirtieron en barras algunos trozos de madera y destruyeron algunas computadoras, pantallas planas y paredes interiores al parecer de fibracel.
Alguien llamó a la calma, no una, varias veces.
Al no ser atendidos por el gobernador, los manifestantes se fueron como llegaron. Bajaron las escaleras y tomaron la calle.
Atrás dejaron los cristales rotos y una parte de su coraje e indignación, su reclamo de paz y de justicia no ha sido escuchado.