Culiacán, Sinaloa, 10 de febrero 2025. Tal y como amenazó este domingo 9 de febrero, Donald Trump estableció un arancel del 25 por ciento al acero y aluminio para «todos los países» que venden esos productos a los Estados Unidos.
El anuncio se da a escasos 7 días en que el estadounidense hijo de padre alemán y madre escocesa, resolvió dar una pausa de 30 días, para fijar un arancel del 25 por ciento a las importaciones procedentes de México y Canadá.
A cambió, condicionó a la presidenta Claudia Sheinbaum a reforzar la frontera norte de México, con 10 mil elementos de la Guardia Nacional, según dijo, para evitar la entrada de migrantes y drogas ilegales como el fentanilo a la Unión Americana.
Sin embargo, este domingo 9 de febrero, a bordo del avión Air Force One, cuando se dirigía al Súper Bowl que se celebra en Nueva Orleans, anunció para este lunes que impondría el 25 por ciento de aranceles al acero y aluminio para «todos los países».
Cabe aclarar que Canadá, México y Brasil, son los principales abastecedores de ambos metales en los Estados Unidos.
Diversos analistas como Jesús Esquivel, han considerado que el anuncio marca la pauta de una guerra comercial de efectos nocivos para los tres países.
En el caso de México, las exportaciones de acero y aluminio, generaron recursos por 13 mil 288 millones de dólares durante 2023.
Productos como láminas de acero y aluminio que abastecen la industria automotriz y de la construcción, además de tubos, necesarios para la industria petrolera, se verán afectados con el nuevo arancel.
También otros insumos como barras de acero y aluminio, estructuras metálicas y perfiles empleados para fabricar maquinaria pesada y estructuras industriales, alambres, planchas, rollos y cables.
Si bien algunos medios de información internacional han recogido las versiones de la Casa Blanca en el sentido de que su gobierno se proponen proteger la producción de acero y aluminio de ese pais, hay quienes consideran que el aumento arancelario constituye una declaratoria de guerra comercial a escala mundial.
Esto en virtud de que millones de toneladas de acero y aluminio dejarán de ingresar a los Estados Unidos por el alto costo de las importaciones y los efectos nocivos para el resto del mundo.