Rocha. Los retos de la gobernanza.
En esta ingenuidad del ánimo
que se pone a soñar a pleno sol.
José Gorostiza
Un acto central y definitorio de un gobierno es el diseño del presupuesto. De su orientación
dependen los caminos que tomarán la economía, la política y la vida social. Y también la
andadura con que se recorrerán. Una mala orientación obligará a desplazarse con los pies
hispiados y una construcción presupuestaria que atienda las desigualdades y no deje al
margen a los excluidos de los beneficios del desarrollo, terminará abonando a la gobernanza
y a la justicia social. Esperemos que el presupuesto para el próximo 2024 en Sinaloa esté
enmarcado con arco y flecha en una ruta que no se aleje de la huidiza utopía nuestra.
Sin tener los detalles de la iniciativa de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos a mano,
sabemos que la Secretaría de Agricultura y Ganadería se verá beneficiada con un incremento
del 50 por ciento respecto al presente año. Qué bueno para el sector rural, porque los apuros
que ha pasado en los meses anteriores no son como para desear volver a torearlos. Creo que
los números hablan sobre una lección aprendida por el gobierno de Rocha Moya luego de los
tropiezos que la comercialización del maíz acarreó. Sin que haya la definición de una
verdadera política de Estado sobre la soberanía alimentaria, al menos el techo que debe cubrir
la producción del campo se ensanchará un poco más.
La cultura podrá soñar con dilatar las fronteras en la que se trabaja en materia de artes, de
rescatar valores y consolidar el ente que somos como parte la Nación. Pasado y presente
podrán desfilar ante poco más de tres millones de sinaloenses con recursos que crecerán en
un 35 por ciento. Ojalá que con una mayor disposición y con pocos más recursos la
promoción de nuestra cultura toque a las puertas de todos los sinaloenses. Sí, que el esfuerzo
no se agote en los círculos privilegiados y de la clase media. La periferia y las zonas pobres
también tienen sed y hambre de las mejores obras escritas en la literatura, en la música, en el
teatro y pergeñadas en la pintura y el cine. Allí cabe la cima de la obra humana local y
nacional y extranjera.
El gobierno de Rocha Moya nos adelanta que para la obra pública se incrementarán los
recursos en un 20 por ciento. No está mal, sobre todo si en la prioridad van las obras que
comunican a comunidades olvidadas, los servicios urbanos que elevan la calidad de vida de la
población, la construcción y mantenimiento de escuelas, la construcción de bibliotecas y
museos, para que los principales referentes de nuestras ciudades no sean el bosque de
expendios de cervezas y farmacias, sino los centros de cultura, de deportes y recreación que
alimentan la convivencia social.
La Secretaría de las Mujeres contarán en 2024 con un incremento del caso el 17 por ciento en
el presupuesto. Lo vemos con buenos ojos, pues el mes de diciembre del año pasado y
octubre del presente año, nos recuerdan que en asuntos de violencia de género no podemos
cruzarnos de brazos o simplemente cometer el mínimo descuido, porque al hacerlo las
actitudes que ofenden la integridad moral y física de las mujeres brincan en donde menos lo
imaginamos. A la actitud de respaldo en sus finanzas, la institución que protege los derechos
de la mujer debe corresponder con el destierro de todo burocratismo en la atención de las
necesidades de las mujeres, en especial a las que por ser pobres, indígenas y de baja
escolaridad son discriminadas.
Hay un tema recurrente y doloroso en nuestra entidad: la desaparición forzada. Y junto con
ello el reclamo persistente de los familiares que padecen este flagelo, pues al acudir a la
Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas se estrellan con la ancheta de que no hay
recursos suficientes para respaldar las búsquedas de sus seres queridos que fueron reportados
como desaparecidos. Este renglón crecerá en un 167 por ciento. Por la dimensión del
problema quizá no sea suficiente el recurso, pero la disposición para un incremento de ese
tamaño siempre será positivo para la causa de los desaparecidos.
La demanda de las personas discapacitadas de entre 30 y 65 años, que quedaban excluidas de
los apoyos federales para ese renglón, el año pasado fue retomada de inmediato por el
gobernador y el Congreso del Estado. El resultado fue un fondo de 297 millones para
universalizar los apoyos a discapacitados. En 2024 este fondo crecerá a 325 millones. Bien
por la iniciativa porque con ello se garantiza mantener la universalidad de apoyo a los
discapacitados. Anotamos que, si la educación es pilar central del gobierno estatal, nos parece
poca la cantidad que se dedicará a mejorar la infraestructura escolar, pues 100 millones de
pesos es una cifra muy modesta para unas 6 mil 36 instituciones a nivel elemental.
Nos parece bien en general la atención presupuestal a los renglones mencionados, pero nos
preocupa que luego de surgir en el mes de febrero pasado el movimiento por el derecho
humano a la vivienda y reservas territoriales, que bien se corresponde con un déficit de 432
mil viviendas en el estado de Sinaloa, según el INEGI, no se anuncia ningún renglón
significativo para esta materia. Para los desplazados nos dicen que este año se repetirá el
monto de 70 millones, como en el presente año. Y que, para construcción de pisos y techos
firmes, se destinarán 25 millones de pesos. El compromiso del gobernador es que se
adquirirían superficies importantes de terrenos para aliviar la demanda popular este año y que
en el presupuesto 2024 se incluirá un renglón para vivienda. No se anunció y no lo vemos por
ningún lado. El movimiento seguirá insistiendo para que esta demanda no quede al margen
del presupuesto. Vale.
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