Culiacán, Sinaloa, 21 de abril 2025. Al convocar a la grey católica a observar la muerte del Papa Francisco a partir de la resurrección de Jesús, Jaime Homero Gil, aseguró que en estos momentos la Iglesia se encuentra en manos de Dios; llamo a no tener miedo durante el presente proceso de Sed de Vacante; pidió orar por el eterno descanso del alma del Sumo Pontífice y confiar en que Dios enviará al nuevo sucesor de Pedro que sepa ser guía en este Año del Jubileo 2025.
En la misa celebrada a las 12 de este día en Catedral Nuestra Señora del Rosario, Homero Gil destacó que en la vida y en la muerte somos del señor y la circunstancia de muerte del Papa debe observarse a partir de la resurrección de Jesús.
El hecho «nos debe llenar a todos de confianza en Dios, en conocerlo, confianza de paz, confianza de sabiduría, de esperanza y de consuelo «.
«No tengamos miedo por la Iglesia, que se encuentra en estos momentos en Sed de Vacante», dijo al explicar que así se denomina el proceso en que un Papa fallece o renuncia y se ingresa a un periodo de elección de nuevo Papa, pues una vez concluidos los funerales, se convoca a elegir al nuevo sucesor de Pedro en la tierra.
Llamó a que en el presente periodo «tengamos la certeza de que la Iglesia es de Cristo, es del Señor» y a confiar en que «Dios enviará nuevo Pastor para la Iglesia Universal».
Como católicos de fé, llamó a la esperanza y pedir a Dios por el nuevo sucesor de Pedro y que el Espíritu Santo ilumine a los nuevos cardenales que en su momento participarán en el Cónclave para elegir al Nuevo Romano Pontífice, sucesor de Pedro y éste sepa guiar a la grey cristiana en este año del Jubileo 2025.
En su mensaje, el Rector de Catedral Nuestra Señora del Rosario, dijo que nos encontramos en momentos de renovar la fé en Cristo y pidió orar por el eterno descanso del alma del Sumo Pontífice.
Hizo un llamado a los seguidores de la Iglesia Cristiana a agradecer al Creador por haber permitido su ministerio y por los años de haber ejercido su sacerdocio. «Descanse en paz el Papa Francisco», concluyó el sacerdote Jaime Homero Gil.