El Zócalo en el sexto informe.
Culiacán, Sinaloa, 01 de septiembre 2024. Al concluir el sexto y último informe de
gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció: “me voy a jubilar con la
conciencia tranquila y muy contento” por haber logrado con “el apoyo de millones de
mexicanos reducir la pobreza y la desigualdad en el país”; aseguró que, “se hizo mucho
desde abajo”, aunque destacó que aún es notorio el retraso que se padece, mismo que
atribuyó al “largo y tormentoso periodo en que el gobierno estuvo en manos de oligarcas
que nunca se preocuparon por el bienestar del pueblo y se dedicaron a saquear e impedir el
progreso con justicia de quienes nacimos y vivimos en este paraíso llamado México”.
Bajo esa perspectiva, el presidente de México, convocó a seguir luchando para fortalecer lo
alcanzado y “continuar construyendo una patria nueva, generosa, eterna”, asegurando que,
indudablemente, “avanzamos en la revolución de las consciencias y se sentaron las bases
para consolidar la nueva política denominada Humanismo Mexicano, que en esencia es
reconocer y atender a los de abajo, quienes permanecían olvidados y humillados” con los
anteriores gobiernos.
En ese sentido, dijo que se irá tranquilo, porque entregará la banda presidencial “a una
mujer excepcional, experimentada, honesta y sobre todo de buenos sentimientos y de buen
corazón, afín a los principios fundacionales del movimiento de la transformación y
auténtica defensora de la igualdad, la libertad, la justicia, la democracia y la soberanía”,
como Claudia Sheinbaum Pardo.
Durante el evento desarrollado en El Zócalo de la Ciudad de México, lleno a reventar por
militantes, simpatizantes, seguidores incondicionales de la 4T, funcionarios de los
gobiernos, senadores, diputados y acarreados, poco después de las nueve de la mañana,
tiempo del Pacífico, 10 horas en el centro del país, el presidente López Obrador, ofreció
una relatoría de lo que consideró los principales logros de su administración iniciada en
noviembre de 2018.
Aseguró que en el presente sexenio, se sentaron las bases de la transformación que
necesitaba el país y ha quedado de manifiesto “la imperiosa necesidad de separar el poder
económico del poder político y de que el gobierno represente a todas y a todos, a ricos y a
pobres, a la gente del campo y de la ciudad, a creyentes y no creyentes”.
Destacó la necesidad de que se continue con esa política, que consideró de “una auténtica
democracia, no una simulación, no una oligarquía con fachada de democracia, democracia
verdadera, poder del pueblo”.
Durante su gobierno, aseguró que se pudo comprobar que funciona el principio de “por el
bien de todos, primero los pobres”, pues actualmente, de 35 millones de hogares que
existen en el país, a 30 millones de hogares les llega, cuando menos, un programa de
Bienestar o reciben una pequeña porción del presupuesto público.
Optimista, aseguró que, quienes no cuentan con uno de esos apoyos de manera directa,
también resultan beneficiados “porque en el país hay crecimiento económico, capacidad de
consumo, empleos, mejores salarios, y esto llega a las clases medias y hasta arriba de la
pirámide social”.
“Aquí, repito, la frase choco-jarocha, campesina, que cuando la milpa se da bien, alcanza
hasta para el pájaro”.
En su discurso, sostuvo con gran entusiasmo, interrumpido a menudo por el aplauso de sus
seguidores, que “ha quedado demostrado que se puede gobernar en beneficio de todos los
mexicanos sin aceptar recetas, modelos o agendas impuestos por organismos financieros
internacionales, o por poderes hegemónicos de cualquier signo político o ideológico”.
Durante su participación, el presidente hizo una larga relatoría desde la era prehispánica,
pasando por la colonia, la reforma y la revolución mexicana, destacando los valores de
nuestros principales héroes.
Hizo hincapié en que durante todo el sexenio “fue atacado y calumniado” por adversarios
de manera pocas veces vista a lo largo de la historia de nuestro país, y aseguró que, en
cambio, su gobierno “jamás, jamás perseguimos, censuramos o reprimimos a nadie. Es un
timbre de orgullo el haber podido demostrar que se puede transformar con el apoyo del
pueblo, aunque se tenga en contra a poderes oligárquicos y medios de información o
manipulación que en otros tiempos imponían modos de pensar y actuar en beneficio de sus
intereses”.
