Avram Noam Chomsky. América Latina tiene esperanza.
Chomsky: Sí. En América Latina hay una larga historia de élites depredadoras fuera de
control. La comparación con Asia del este es muy notable en este sentido. Países asiáticos
del este importan bienes de capital mientras Brasil importa bienes de lujo. Durante su
periodo de desarrollo los de Asia del este no podían exportar capital, de hecho, por un
tiempo en Corea del Sur había pena de muerte por hacerlo. En Brasil si uno desea otro
hogar más en la Riviera, adelante. Estos son problemas serios. ¿Cómo vas a controlar a las
élites depredadoras latinoamericanas que no tienen ningún compromiso con sus países,
–siempre están librando una guerra de clases feroz–.
Uno lo puede ver en Brasil, por ejemplo. El Congreso bolsonarista acaba de adoptar
medidas que son extremamente peligrosas para Brasil y, de hecho, para todo el mundo en
relación con la Amazonia. Lula, cuando regresó al poder, tenía un compromiso para frenar
la destrucción de la Amazonia –lo cual es catastrófico para Brasil y el mundo por su papel
en la ecología global–. Nombró a Marina Silva, una ecologista muy dedicada y
comprometida para encargarse de los temas ambientales. Bueno, el Congreso ha estado
limitando la jurisdicción de Silva, trasladando esos poderes a otras partes del gobierno que
seguirán los intereses de la agroindustria y la minería para obtener ganancias de corto plazo
a costa de destruir a Brasil. En el mundo, eso se llama negocios.
Eso es difícil de cambiar en Brasil: si vas a intentar salvar la Amazonia, tendrás que buscar
la manera de superar el poder de la agroindustria y la minería, la cual no es doméstica, sino
internacional. Y tienen argumentos, incluyendo a algunos legisladores del Partido de los
Trabajadores: tenemos millones de personas que no tienen suficiente alimento, debemos
tener crecimiento. ¿Cómo logras crecer? Vendiendo res a Europa. ¿Y cómo le vendes carne
a Europa? Destruyendo la Amazonia. ¿Tienes otra respuesta a eso? Creo que sí hay algunas
repuestas, pero no es nada fácil, ya que giran en torno a las estructuras institucionales.
Hoy día, hay otro intento en partes de América Latina de liberarse de este legado
destructivo. Demasiado lejos de Dios, demasiado cerca a Estados Unidos… Confronta
barreras mayores, tanto interna como externamente, va estar muy duro.
La Jornada: Si usted estuviera sentado con algunos de estos líderes que rechazan el
neoliberalismo, qué les aconsejaría de cómo manejar a Estados Unidos?
Chomsky: Pues, en torno a Estados Unidos hay maneras de cómo intentar proceder. A
escala internacional, y no sólo en América Latina, se está desarrollando un conflicto sobre
dos concepciones del orden global. Una es de un sistema multipolar con lo que se llama un
orden basado en la Organización de Naciones Unidas, y éste contempla varios centros de
poder separados. Los [países del] BRICS, si son revitalizados bajo la iniciativa de Lula,
podrían convertirse en un centro mayor de poder, especialmente con China al centro. Países
como India, Indonesia, África del Sur, Brasil están trabajando lentamente en maneras de
desarrollar el comercio y otras relaciones de manera independiente del sistema dominado
por Estados Unidos.
Por otro lado, el sistema unipolar implica, claro, la dominación estadunidense. Ese es el
conflicto mayor en camino, y uno lo puede ver de varias maneras. La invasión de Ucrania
por Putin le ofreció a Estados Unidos un enorme regalo llamado Europa. Europa fue
entregada a Estados Unidos como un vasallo. La mayoría de los europeos, según sondeos,
apoya la posición de Macron de buscar algún tipo de independencia. Pero no las élites
europeas, esas quieren bolear los zapatos de Washington. Entonces Europa está en declive
tal vez, mientras Estados Unidos ha ampliado la OTAN a la región Indo-Pacífico.
El propósito es muy claro, declarado explícitamente por la secretaria de Comercio Gina
Raimundo: tenemos que reclutar a Europa en nuestro esfuerzo para evitar la innovación y
desarrollo económico de China. Para Europa esto es devastador, perder al mercado chino
sería monstruoso, y las empresas europeas están opuestas, como también sus contrapartes
coreanas y japonesas y hasta algunas estadunidenses. No desean romper con las relaciones
muy lucrativas con China sólo para satisfacer el objetivo de El Padrino de evitar que China
se desarrolle, lo cual es bastante salvaje cuando lo piensas, pero es una política bipartidista
en Estados Unidos y nadie la puede cuestionar. Es jingoísmo enloquecido, pero es el
mundo en que vivimos.
Entonces, externamente hay maneras para que América Latina proceda en direcciones algo
independientes con otros centros de poder en el mundo, con China, India, Indonesia, África
del Sur, entre otros. (Información en La Jornada. Corresponsales David Brooks y Jim
Cason).