En el caso de la inyección de nubes,
parece no tener alto impacto en conseguir su resultado esperado,
mientras tanto su uso implica riesgos en la salud y alteraciones climáticas.
Angélica Enciso
De nuevo se anuncia el programa de bombardeo de nubes. De nuevo se busca que el cielo
rompa sus cicateros cántaros y que la lluvia se derrame sobre nuestra sedienta tierra. ¿Qué
pasará en este seco y desesperante año? Las reservas de agua en las presas no alcanzan para
alimentar las esperanzas de que saldremos sin mayores problemas de una dolorosa coyuntura
de estiaje. Los cuerpos de agua de nuestras presas registran con dificultad un 12.4 por ciento
de la capacidad instalada y aumenta las preocupaciones saber que las aportaciones que
reciben esas obras hidráulicas es apenas 4.7 metros cúbicos por segundo, en tanto la
extracción del vital líquido es de 42.3 metros cúbicos por segundo. Ordeñamos a nuestras
presas nueve veces más de lo que con dificultades logra escurrirse a sus desamparados vasos.
La prioridad planteada por las autoridades es el consumo humano, sin dejar de maniobrar con
los escasos recursos hídricos para salvar lo que aún queda pendiente de la temporada
invierno-primavera en la agricultura. En tanto, voces de los ganaderos buscan llamar la
atención sobre la emergencia que se les presenta a su sector económico en materia de
pasturas (que este año son menores por la reducción de hectáreas sembradas a que obligó la
mala temporada de lluvias pasada) y porque represas y reservorios de agua se están agotando
sin que se encuentre un remedio a mano.
El gobierno estatal anuncia un programa de bombardeo de nubes. Dice tener disponible el
avión que auxilia en estas tareas. Y también el yoduro de plata que se espera abra el vientre
de las nubes lecheras. Ante las interminables semanas que nos separan del inicio de la
temporada de lluvias, el gobernador Rocha Moya adelanta que el programa de estimulación
de lluvias empezará en el próximo mes de mayo. Saludamos el esfuerzo que realiza el
gobierno del estado buscando que llueva bien y temprano. ¿Qué haya precipitaciones
tempraneras? A pesar de que los tiempos y el comportamiento climático han cambiado, no
dejamos de recordar algunos de los dichos sabios de nuestros mayores: ̶ Si llueve en abril,
échate a dormir. ̶ Si llueve en mayo, desensilla el caballo. ̶ Decían. Se consideraban malos
años cuando eso sucedía.
Veamos algunos pros y contras del bombardeo de nubes. Se dice que el yoduro de plata en
acetona es bioacumulable en el medio ambiente. Y que puede tener consecuencias tóxicas en
la vida animal y vegetal, en especial provocando cánceres en humanos. No existe en el
mercado suficiente literatura aún sobre el sembrado de nubes, resultados y consecuencias.
¿Qué pasó con la experiencia de estimular nubes con hielo seco en los años cuarenta del siglo
pasado? Sobre el uso del yoduro de plata, al menos sabemos que Estados Unidos lo usó como
arma de guerra en Vietnam.
Con la Operación Popeye EU buscó colapsar permanentemente las zonas lluviosas por donde
transitaban los milicianos vietnamitas que defendían la independencia de su patria. No lo
lograron del todo, pues en 1973 el ejército que forjó Ho Chi Min se alzó con la victoria. Los
estudios realizados arrojan que el incremento en las precipitaciones fue entre el 5 y 20 por
ciento en Vietnam, pero que los riegos de impacto en el medio ambiente fueron muy altos.
Cuando se hizo público esa práctica de guerra, el escándalo fue mundial. La ONU no pudo
ocultar su mortificación al pensar que en el futuro cercano varios países guerreristas aplicaran
el yoduro de plata como arma de guerra. La Asamblea General de la ONU aprobó la
Resolución 31/72 el día 10 de diciembre de 1976 en cuyo anexo figura el texto de la
Convención sobre la prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines
militares u otros fines hostiles. Como no se prohibió para fines comerciales, a pesar de los
daños que pueda provocar al medio ambiente, los especuladores militares y civiles se
convirtieron en “vendedores de lluvia”.
China usó el yoduro de plata para provocar lluvias y limpiar sus cielos del denso smog en las
semanas anteriores a las olimpiadas de 2008. También preparó a un centenar de operadores
de cañones para bombardear desde tierra a las nubes que amenazaran con descargar lluvias el
8 de agosto sobre el estadio olímpico de Beijín. No conocemos literatura sobre las
consecuencias que todo ello tuvo en el medio ambiente chino. La lluvia ácida que dejó el
smog, las inundaciones en amplias zonas chinas y la afectación en otras donde la sequía pudo
profundizarse con esta medida son objetivos que no debemos ignorar en el futuro inmediato.
La medida anunciada por el gobernador Rocha buscando paliar la crisis hídrica en Sinaloa, es
una medida válida ahora. Pero como ya es el tercer año en que acudimos a ella, se vuelve
urgente evaluar resultados y afectaciones. Y obliga a trabajar sobre la investigación de las
causas que profundizan las sequías, a la defensa del medio ambiente como razón de Estado y
a ordenar el crecimiento de las ciudades bajo principios ecológicos. Y como los especialistas
llaman la atención acerca de que, si estimulamos a las nubes lecheras, las aguas extras que
pudieran obsequiarnos, es el líquido vital que se jala de otras zonas donde no caerá. Es decir,
ni resolvemos el problema de la falta de agua y podemos provocar desequilibrios que luego
se vuelvan verdaderos bumerangs contra nosotros. Con todo ello no tocamos ni atacamos las
causas de la sequía. La Operación Popeye no es el mejor consejo a seguir. Vale.
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