En la plazuela Rosales, las bancas se desprenden del piso y luego desaparecen.
Culiacán, Sinaloa, 25 de junio 2024. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que ha estado
pasando, se requiere investigar, pues una a una, se van desprendiendo del suelo para luego
desaparecer las viejas bancas de la hermosa e icónica Plazuela Antonio Rosales de
Culiacán, escenario de la vida y la historia de la ciudad y por más de un siglo, fiel e
inseparable compañera del majestuoso edificio central de la Universidad Autónoma de
Sinaloa.

Donadas en muchos de los casos por empresarios, se desconoce el motivo, pero poco a
poco y en forma inexplicable, las patas de las bancas se van despegando de los tornillos que
las mantienen fijas al piso de la plazuela, pasados los días, “desaparecen”, “se van”, como
por arte de magia.
Algunos vecinos del lugar, como Don José Manuel N., quien acude por las tardes a
refrescarse al lugar y a platicar con los viejos amigos, menciona que además de los
estudiantes que cruzan rumbo a la preparatoria Central de la UAS, y los culiacanenses que
buscan refugio del extremo calor del mediodía o el descanso en los atardeces, existen
algunas personas que probablemente se han ido ocupando de las bancas.
Señala que en horas clave por la ausencia o cambios de guardia de las policías, entre las 3 y
las 5 de la mañana, son aprovechadas por quienes se ocupan de esas labores, para dejar sin
los tradicionales asientos para el descanso a los habitantes y visitantes de esta ciudad, que
gustan pasar por ahí a disfrutar el canto de los pájaros y la fresca sombra de los árboles.
Situada sobre la calle Ángel Flores esquina con Vicente Riva Palacio, la Plazuela fue
construida por Luis F. Molina, “Arquitecto de la Ciudad” en 1892, por órdenes del
gobernador Mariano Martínez de Castro, en su segundo periodo constitucional 1888-1892,
cita el cronista de Sinaloa, Jaime Alberto Félix Pico, en su artículo del 20 de febrero de
2022, publicado en la revista Tus Buenas Noticias.
Refiere el “origen patriótico” y “anti intervencionista” del conjunto urbanístico que ha sido
escenario para el “disfrute de varias generaciones sinaloenses que han destacado en la vida
política, social, productiva y cultural de Sinaloa”, sobre todo porque “por sus jardines se
paseó la generación precursora de la modernidad rosalina” que constituyó el licenciado
Eustaquio Buelna”.
De la misma manera, destaca el impacto transformador que tuvo la construcción de la
Plazuela Rosales para esa zona del poniente de Culiacán, tras largos años de abandono,
“convertida en llano desolado, insalubre y peligroso”.
Antes de Plazuela Rosales, el lugar fue estigmatizado como escenario de crímenes o de
hechos violentos, pues “antaño se erigía ahí ‘la cruz del perdón’, una gran cruz de madera a
donde las autoridades de la época llevaban a los presos a arrepentirse de sus fechorías, en el
mejor de los casos, a permitirles pedir perdón, y en otras circunstancias allí mismo eran
ejecutados”, cita Félix Pico.
Considerada “la parte más simbólica” del Centro Histórico de Culiacán, conectada al
oriente de la misma Ángel Flores con la plazuela Álvaro Obregón y en el punto central con
el hermoso templo denominado El Santuario, La Plazuela Antonio Rosales, es “la parte más
simbólica” del Centro Histórico de Culiacán”.
Diversas crónicas de la ciudad, mencionan que la construcción de la plazuela, tuvo entre
otros objetivos orientar el crecimiento ordenado de la ciudad hacia el poniente, y con ello el
disfrute entre los ciudadanos de las márgenes de los tres ríos y los bellos atardeceres de la
ciudad.
La Plazuela Antonio Rosales, es muda sobreviviente de una modernidad que no respeta la
historia, y que en los años 40 optó por la demolición de muchos edificios que fueron
cimiento de la ciudad de Culiacán como la Cárcel Municipal, la Casa de la Moneda, el
Teatro Apolo y otros.
En 1994, La Plazuela Rosales ingresó al programa 100 Ciudades, mediante el cual el
Ayuntamiento de Culiacán, entonces a cargo del doctor Humberto Gómez Campaña,
destinó una cantidad de recursos para la recuperación del espacio y la reconstrucción de sus
partes dañadas, hoy, se encuentra prácticamente abandonada.
El sitio, fue testigo del movimiento revolucionario de 1910 “de concentraciones populares
y luchas políticas”, en suma, ha sido un punto central de la vida social y política de esta
ciudad.
A partir de la década de los 60, la plazuela Rosales fue escenario de las luchas estudiantiles
de solidaridad con el movimiento de 1968 y otros de carácter internacional.
Posteriormente, en la década de los 70, de la lucha política en contra del autoritarismo y en
defensa de la autonomía universitaria. Lucha que hoy se reedita conforme se reedita el
regreso del exceso y abuso de poder como forma de gobierno.