No hace falta buscar conspiraciones
cuando la realidad es el mejor complot.
Andreu Escrivá
Culiacán, Sinaloa, 15 de agosto 2024. La jornada del 25 de julio se convirtió en una caja de
pandora. No es que hasta ahora hayamos cobrado conciencia de cosas elementales como
soberanía nacional, independencia política y autonomía de las instituciones que le dan cuerpo
a la vida nacional.
Pero los hechos del último jueves del mes de julio nos dibujan un cuadro muy lamentable en
materia de seguridad y en nuestra relación con Estados Unidos. Lo que cada día leemos y
escuchamos en torno a los elementos, factores y hechos anteriores que concurrieron para
darle forma y contenido a ese fatídico 25 de julio, nos da materia suficiente para abordar con
preocupación los peligros y riesgos que amenazan a México y a nuestra entidad.
Más allá de los detalles publicados -por lo demás contradictorios y revestidos con una gruesa
pátina de dudas- lo que queda claro es que las manos de las agencias norteamericanas
estuvieron presentes en los hechos que concluyeron con la detención de Ismael Zambada y de
Joaquín Guzmán López.
Presentes físicamente o no, ninguna explicación salva a los agentes de la DEA, el FBI y
cualquier otra instancia de las que vigilan la vida y milagros de todos los pueblos y gobiernos
latinoamericanos, de ser artífices de la estrategia del día más significativo de la canícula
2024.
Cómo explicar toda una operación policial en zona tan poblada y tan llena de controles en la
que el gobierno mexicano asegura no haber tenido ni información.
La operación incluyó la complicada logística que incluye una aeronave. No es la primera vez
que hay presencia gringa en operativos similares en territorio nacional, algunas consentidas
por el gobierno mexicano y otras no, como fue el caso del doctor Humberto Álvarez
Machain, quien fue secuestrado en México y llevado a la fuerza a Estados Unidos, en franca
violación a nuestras leyes, al derecho internacional y, desde luego, a sus derechos humanos.
Las autoridades mexicanas han solicitado información al gobierno norteamericano sobre los
hechos de Huertos del Pedregal. ¿Se dispondrá de toda la información indispensable? El
tiempo nos lo dirá.
A la indignación que debemos sentir porque un gobierno extranjero utilice nuestro territorio
para la investigación de delitos y para la ejecución de operativos (o la planeación y dirección
de las acciones que ello implica), hay que sumar actitudes que poco ayudan a reivindicar la
soberanía y la independencia de nuestra Nación.
Me refiero a que no abundan las voces de comentaristas, de reporteros y de medios que
condenen la intervención extranjera en asuntos que sólo incumben al Estado mexicano y a los
mexicanos.
No solamente hay silencio al respecto, sino que llevados por la influencia de los medios del
país que ejerce hegemonía en el continente, esperan señalamientos de corrupción de quienes
comparecen ante las cortes de EU sobre funcionarios mexicanos.
Entre las cosas que debemos dejar muy claras entre mexicanos es que no somos colonia de
los Estados Unidos. Y cualquier injerencia en nuestros asuntos internos debe estar fuera de
toda práctica diplomática o de cualquier otro orden.
Los tratados internacionales, sobre todo los relativos a la extradición de criminales,
contemplan lo que procede en dicha materia. México ha sido muy cuidadoso en ello. Pero
cuando ha solicitado la toma de medidas de la contraparte en materia de ventas de armas, no
hay interés para atender las peticiones. Ni las demandas contra los fabricantes (y traficantes)
de armas ante sus tribunales proceden. ¿Así cómo?
Una pregunta sencilla puede ayudarnos a entender la situación de crisis que se abrió luego del
complicado 25 de julio: ¿toleraría Estados Unidos un acto como el registrado ese día 25 en
Culiacán? Y que no nos digan que allá no hay responsables sobre la configuración de la crisis
humanitaria que surge del trasiego de drogas, de armas y del lavado de dinero.
Jefes (CEOS) de dos grandes bancos (HSBC y CITIGROUP) han comparecido en 2012 ante
la Fiscalía en EU, pero no han pisado la cárcel porque puede caerse la Bolsa de Valores de
Nueva York. Eso declararon voceros norteamericanos.
En 2020, Europa vio caer el valor de las acciones de los bancos HSBC, Deutsche Bank, ING,
Barclays y Estándar Chartered, todo por la denuncia que el International Consortium of
Investigative Journalists (ICIJ) por fundadas sospechas de blanqueo de dinero. El chirrión
principal de la madeja anda fuera de nuestro país.
Considero que los acontecimientos del tercer jueves crítico para Sinaloa deben llevarnos a
una seria reflexión sobre lo que sucede ahora y aquí, y que tenga como conclusión la
búsqueda de una salida, que lejos de debilitar la posición de nuestro país y de Sinaloa ante la
comunidad internacional (no sólo ante EU), nos fortalezca.
No estoy opinando que no se investigue al crimen organizado en México, pues es una
obligación de primer orden del Estado mexicano. Opino que no debemos bajar la cabeza y la
mirada ante el despliegue sin recato de los Estados Unidos para imponerse fuera de sus
fronteras, en territorio nuestro, en materia de investigación y persecución del delito.
Hace poco se les autorizó a representantes de ese país entrar armados a la Base Aérea Militar
“Francisco Villa” en Chihuahua. Que no se haga costumbre lo que ofende la soberanía
nacional.
Los acontecimientos del día jueves 25 de julio han generado una situación de crisis no solo en
materia de seguridad, pues afecta la misma credibilidad en las autoridades que tenemos. El
momento y los intereses nacionales y locales invitan a caminar con pies de plomo y de
manera reflexiva.
De alguna manera ahora estamos atendiendo sin grandes dudas las declaraciones que se
presumen de Ismael “el Mayo” Zambada y las que se generan desde las instancias
gubernamentales norteamericanas. De alguna manera este instante es muy parecido al que
vivió Colombia en tiempos de Pablo Escobar, cuando la población creía más en la palabra de
este hombre que en las autoridades.
Creo que debemos cuidar las consecuencias que ello puede acarrear. Sin dejar de exigir la
honestidad y lealtad que nos debe el gobernador Rocha Moya y su gabinete, en lo que no
debe haber duda es sobre la defensa de la soberanía del país y de la entidad. Y esta no puede
ser exitosa si hay un divorcio entre la sociedad y la autoridad que se ha dado. Vale.
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